No darás con esa puerta maravillosa

… no darás con esa puerta maravillosa, que te abre a tu identidad profunda, en las estructuras y los engaños de ambiciones y propósitos que suenan por ahí y fastidian por todos lados… ¡y matan!… sí, asesinan con gritos y laberintos, con la envidia, con miradas torvas, de perfil y de costado, nunca de frente… huye de la mentira… lo que no es, no es, y se acabó… no hay otra posibilidad… el uso del engaño, la simulación y las acechanzas es miseria y sólo puede tener efecto cuando se presta atención… huye de toda adulación, que es el verdadero «opio de los pueblos”… “Señor, en el agua turbia de mis pies lavados, el tinte limpio de tu amor dejaste claro… son los pies que te hicieron bajar a los quebrados… que perdieron su sandalia y, aún descalzos, se internaron por caminos polvorientos, hecho barro… pies que vieron el sendero en cruz marcado y lo esquivaron, que encontraron la piedra de tropiezo y tropezaron… pies que huyeron de la casa paterna en un portazo, y hoy añoran la abundancia de tu pan, hecha pedazo…”… la “rosa sin porqué” no es retorcida ni aduladora, vive en la sencillez de la gratuidad que la enamora… ¿fantaseas con tu fama y con el aprecio de los demás?, ¿recurres a la mentira para que te conozcan y reconozcan?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 23,23-26)…