Ni ausente indiferente, ni presente insoportable

… ni ausente indiferente, ni presente insoportable… la “santidad” es la “presencia de la gratuidad con delicadeza”… la delicadeza del varón es distinta de la delicadeza de la mujer, aunque ambas nacen de un corazón atento… la delicadeza de la mujer está cargada del genio femenino, perfuma y acaricia, hace presente la suavidad de la cercanía… la delicadeza del varón es austera y firme, acompaña, da seguridad y confianza… la delicadeza supone un “estar atento” a lo que el otro necesita o requiere, sin perturbarlo ni dañarlo… con tal discreción se posa la delicadeza sobre una herida que es bálsamo, consuelo, comprensión… la delicadeza no es adulación ni ostentación de amor… la delicadeza contenta, suaviza, armoniza… se la necesita para corregir fraternalmente sin herir ni humillar… la delicadeza es tan discreta que cuando está presente ni se la nota, pero su ausencia estropea y daña las relaciones… nunca satura ni asfixia, no ahoga porque no cela, no cuestiona porque confía… su cercanía es como el aire fresco, el agua fresca, el ambiente aromatizado de azares… la delicadeza es la gratuidad en acción… bienaventurados los normales que reconociendo sus carencias y necesidades siguen siendo agradecidos y delicados en todo y con todos… la #rosasinporqué es delicada en todo y con todos, la gratuidad la hace estar siempre discreta y suavemente presente… ¿eres un ausente indiferente o un presente insoportable en la vida de los tuyos?, ¿cómo estás recorriendo el camino de la santidad?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 4,25 -5,12)…