…. ¿nadie responde?… ¿hay alguien que responda?… cuántas veces buscas un lugar para cobijarte, un corazón para reclinarte, unos brazos para acurrucarte, una mirada que te acaricie y unos labios que te sonrían, ¡y no los encuentras!… hay horas de soledad y de abandono que no aciertas a explicar… quizá buscas cómodas maneras de decir lo imposible… estas experiencias se suceden en los días de incertidumbre y de búsqueda, cuando la vida está abierta como un surco en la tierra esperando la semilla y la lluvia, como una herida en el cuerpo esperando que deje de sangrar y pueda el médico curar… ¿viste que los pastores cuidaban sus rebaños en medio de la noche?, ¿»en medio de la noche»?… y, a veces, los ángeles no llegan, o no llegan a tiempo… ¿puede ser así?… no aciertas a verlo todo, a descubrir todo y más que todo, en la Madre que tiene a su Hijo recién nacido… ¡sencillísima y fecunda respuesta!… la misma Noche Buena es la respuesta cuando acontece en tu corazón… ¡hombre de poca fe!, ¿porqué dudas?… el Niño puede más que toda la Historia, que toda «tu» historia… ¡por favor, no temas!… allí, en la lejanía más cercana, en lo que parece más lejano está lo inmediato, tu Madre te vuelve a decir, como a San Juan Diego, «¿acaso no soy tu Madre?»… la #rosasinporqué encuentra toda respuesta en la gratuidad y en ella pone su esperanza cierta para superar las noches, los silencios, las soledades, los abandonos y los desencuentros… ¿a quién le preguntas que no hayas aún respuesta?, ¿la proximidad de la Navidad te hace feliz y tratas de hacer felices a los tuyos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,67-79)…