Nada válido gesta el hombre

nada válido gesta el hombre sin quietud ni asiento… la dispersión es un mal de nuestros días y tiene fervorosos seguidores de todo pelaje e inclinación… deja tú de andar de aquí para allá y calienta por fin un asiento… desde luego no sólo físicamente, sino espiritualmente también… no te ocupes tan en exceso de lo que hacen los demás, ni te afanes en imponerles todo eso que antes o después muere… ¡detente!, no te equivoques, respeta, calla, contempla y ama… porque el hombre, que tiene una gozosa limitación, no puede amar en verdad sin quietud, es decir, sin lograr el sentido profundo que le entrega, sin condiciones, su corazón… la “rosa sin porqué” no se agita, no anda a las corridas, permanece en su tallo y ama… ¿andas disperso en mil cosas y te quejas porque no te queda tiempo para compartir amando a los tuyos?, ¿te dejas amar y amas sin corridas ni agitaciones o tu vida es del todo indigerible?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,51-59)…