El mundo de hoy es un almacén de aburrimientos

… el mundo de hoy es un almacén de aburrimientos, un gigantesco arrebatador de entusiasmos, un verdadero aguafiestas… al hombre que se aventura por aquí o por allá lo desilusiona, pretendiendo de él tantas cosas para que no alcance ninguna… ¿dónde encontrar esa serenidad del corazón bien ordenado que se llama “paz”?… ¿existe?, ¿es posible?… quizá una respuesta sea dejarse ¡enamorar!… es que conoces no sé qué realidad y acabas por contemplarla deslucida y sin gusto… en suma, la pierdes o nunca puedes abordarla… es como una burocracia de fantasmas, un requisito se añade a otro, una firma o un sello más, quizá otro certificado y, luego, otro más… siempre te queda algo por hacer o por obtener… aguardas el aplauso y la aprobación que nunca llega, o no estás satisfecho de la acogida o del reconocimiento obtenido… pero ha llegado la hora de las ¡sorpresas!… la gratuidad permanece en el silencio de tu corazón aún en esos momentos inesperados de perplejidad y de dolor… el Señor está ahí, aquí, Él Es… y no ha de alterarse la paz, porque la Paz es Él, Él mismo… más todavía, ante lo que te deja sin habla, ante lo que te quita el respiro, puedes decir, sin temor a equivocarte: “Señor, eres Tú… Tú siempre Eres”… la #rosasinporqué no pierde la paz porque en ella habita gratuitamente y de ella no se muda… ¿buscas la paz o estar en paz?, ¿te das cuenta que la gratuidad siempre te lleva a amar más y nunca menos?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 10,34 – 11,1)…