… “… mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?…”… ¿será que el corazón que llora es porque anda en búsqueda sin más?, ¿qué ausencia despierta ésta fuente de lágrimas tan intensa?, ¿qué manantial es éste que no deja de manar?… no quiero dar pena, no soy víctima para reivindicar, ¡déjenme llorar a solas que muerta estoy si mi Señor no está!… “… ¡María!…”… otra vez el encuentro, y la vida, y la alegría… ya no lloraré más, porque tus ausencias son presencias que me impulsan a buscar más… ya no preguntaré más cuándo llegará tu Día, sino por dónde atraviesas el presente en mis días… ya no cuestionaré más por qué existe el mal, sino de qué manera debo yo obrar… ya no me impacientaré más para que sanen mis heridas, sino que las ofreceré para aliviar… ya no reclamaré más cuándo acabarán las guerras, sino por dónde construir la paz… ya no indagaré más cuándo te revelarás, sino dónde te escondes para mostrarte a los demás… ¡porque tu mañana es ahora!, ¡es este instante personal donde toda mi vida da un salto sin dejar de llorar ni de amar!… la #rosasinporqué llora y busca porque ama, no puede vivir sin la presencia de la gratuidad… ¿te conformas con las ausencias?, ¿lloras y buscas respuestas y presencias?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 20,1-3.11-18)…