Muchos son los espejismos que aparecen en tu camino

… muchos son los espejismos que aparecen en tu camino… los hay de distintas dimensiones, pero todos están a la misma altura… recibes “noticias” y duras «seriedades»… “ponte serio, muy serio”, te dicen… y añaden: “¡preocúpate de una buena vez!… ¿no vas a madurar nunca?”… entonces se suceden esos mensajes que no acaban, que no dejan espacio a ningún sueño… se te dice que Fulano es mejor que Zutano y que no te conviene hablar de esta manera sino de esa otra… y se desencadenan las series de pesos y medidas que intentan convencerte de que eres un infeliz porque careces de poder y de dinero… y te preguntas inquieto: “¿qué lugar ocupo bajo el sol o bajo la luna?”… deja esas cosas, busca otros horizontes… regresa al país de la infancia, sé el niño que llevas dentro… sin comparaciones arbitrarias, sin presupuestos, sin laberintos… “… cierra los ojos, mi niño, y cuando vuelvas a abrirlos, todo será distinto… verás los ojos de Dios sedientos de ti, como tú mismo, llenándote de besos y de mimos, tan bellos como míos… verás mi corazón en donde aún te miro y cuido de tu sueño y tu respiro… verás que juntos seguimos el camino (aunque parezca abismo), hasta dar con la fuente donde mana el río que sacia nuestra sed de hallarnos vivos…”… la “rosa sin porqué” ya no es pimpollo, pero sigue siendo agradecidamente niña… ¿te preocupas por ser “grande, grandote, agrandado” o por mantenerte niño?, ¿reconoces que ser niño no es un infantilismo sino que es confiar y ser sencillo?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 18,1-5.10.12-14)…