… si mucho te detienes en contemplar los lados del camino o te desvías por esos andurriales… si tus días quedan absorbidos por «preocupaciones» paralelas… si pretendes quedarte en los «niveles» periféricos de un «psiquismo irredento»… así poco lograrás y no llegarás a descubrir el campo y el tesoro en él escondido, nunca encontraras la perla más fina… no son los cálculos o los «conceptos» los que te darán lo que buscas… tu corazón se abre hacia otros derroteros que no sospechas y que serán siempre una dichosa sorpresa… el Espíritu viene de lo alto… no se trata de una deducción ni de una noticia «científica» garantizada por nada…. el Espíritu es dado, es Don… es el «fuego» que enciende la mecha de la lámpara… la lámpara de bronce es tu cuerpo… el aceite, tu alma… pero sin el fuego que enciende la mecha quedas a merced de la sombra… vuelve a la trascendencia, busca el “tesoro y la perla” que justifiquen darlo todo… la vida está allí, la vida es misterio y nada tiene de cálculo caprichoso… torna a la Fuente, y no temas… la “rosa sin porqué” no se enreda en las circunstancias, encontró su tesoro y su perla en la gratuidad… ¿has encontrado ya tu tesoro y tu perla?, ¿fuiste capaz de darlo todo o mezquinaste la entrega?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,44-46)…