Soñador atento y lúcido que por vivir de sueños no descuidabas las necesidades de los tuyos ni las de tus vecinos. Tu atención y lucidez provenían de un corazón nada egocéntrico, todo compasivo. Tu corazón tenía ojos que veía la necesidad y la atendía solícitamente. Te pido ver con el corazón lo que pasa a mí alrededor. Te pido la gracia de no pensar que se postergan mis sueños cuando atiendo los sueños de los demás, ya que mi sueño es los que los otros sueñen y cumplan sus sueños. Obtenme la gracia de soñar con los ojos abiertos.
Amén.