Me apremia dar con Él

… me apremia dar con Él… yo no creo, pero mi hija está enferma… “¿dónde está?”, le pregunto a todos… cuando lo encuentre le suplicaré que haga algo, aunque yo no crea y no sea del grupo de los suyos que lo siguen a todas partes… con razón o sin razón, siempre a destiempo cuando la necesidad se hace presente y la propia impotencia es la respuesta, sobre la piel de la estima pública y del sosiego íntimo, se derrama la humillación… incomprensión en la mirada, palabras pedernales, se infiltra efervescente hasta los escondrijos de cada ambigüedad… la humillación, con dedos líquidos, anega el orgullo, diluye apariencias y seguridades sin raíces, irrita el amor propio disfrazado de ateísmo y de servicio… la humillación hostil, sin uno saber cómo, se va convirtiendo en aliada de la bondad, se asienta en la calma del humus más profundo y, amiga humildad resucitada, nace en nuevos brotes de la vida… “no soy digna, pero te necesito”… y mi hija quedó curada… la #rosasinporqué enfrenta las humillaciones con serenidad, la gratuidad la hace humilde y no deja de suplicar y de esperar… ¿las humillaciones te paralizan?, ¿aprendes de las humillaciones?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 7,24-30)…