… luz interior que no se apaga, sino que se enciende más, luz interior inefable que ya te está iluminando y dándote vida, así es la luz de la gratuidad… la mezquindad no ilumina, encandila, ciega… no temas, amigo y amiga de la rosa, ésta luz está presente, siempre obrando… déjate, pues, iluminar por dentro, ya que la luz exterior no dispersa las tinieblas… no temas y sigue tu camino con valor, la vocación de los agradecidos requiere un coraje nuevo ahora mismo, cuando sufre el desprecio o la ignorancia pragmática de tantos… los valores no dependen de los aplausos o de las aprobaciones ruidosas (esas que siempre «dejan bien»)… no se puede esconder la luz interior, no se puede esconder la gratuidad… si la gratuidad que hay en ti se apaga, ¡cuánta mezquindad habrá!… en medio de la tiniebla, se enciende tu sonrisa que despide el invierno de penas y fríos… se prende el fuego de tu corazón que reaviva los cuerpos entumecidos… tu palabra tierna rompe el silencio opresivo y el diálogo brota al fin, a borbotones… arde tu lámpara interior que aleja las sombras de fantasmas y miedos… con tus amigos sella la paz con un abrazo y acaba con años de rencor y heridas… que en tu mesa, bien provista, ¡nadie quede fuera!… la #rosasinporqué es sonrisa y fuego, palabra y lámpara, beso y mesa, es luz del mundo para iluminar tu vida… ¿dejas que la gratuidad ilumine tu vida y la de los demás?, ¿te envuelven tinieblas de mezquindad, sombras de egoísmo y vanidad?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 5,13-16)…