¡Levanta la cabeza!, si amas no tienes que hacer nada más

… “caminante peregrino”, aprendiste a callar y a guardar celosamente lo mejor en lo secreto de tu alma… que nunca deja de ser sublime eso que guardas, por haberlo escondido y celado a cualquier curiosidad vana… a cualquier aplauso o a cualquier publicidad… lo que vale, ¡vale a los ojos de Dios y en la relación «paterno-filial” halla todo su sentido… es el Espíritu el que asume, sopla y oye… es el Espíritu el Testigo infinito que alegra tus horas y tus días con singular presencia y júbilo… es tu vida…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, hay en ti un sentido escondido que gime prisionero debajo de innúmeras servidumbres… hay «algo» que desea espacio, respiro, liberación… ¿qué es?… no inventes caminos e ideologías, ni sueños imposibles, ni ambiciones de todo tipo… (que jamás alcanzarán realización alguna y te sujetarán, constantemente, a un incesante vaivén de frustraciones)… ese «sentido» que gime prisionero es algo así como la «puerta del corazón»… ¡de la vida verdadera!, escondida y muy poco cultivada…

… es necesario que el Cielo baje a la tierra para comenzar un camino que alcance el Misterio que no atiendes… y es la clave que llegue lo que buscas y no puedes encontrar… para ello es urgente no sé qué «quietud» y qué «paz»… ¡que ya están presentes!… ¡que ya te han sido dadas!… el mundo está lleno de amenazas y de condicionamientos, vindictas, imposiciones y atropellos… todo ello te demuestra la fatuidad y la vanidad de tantas pretensiones… ¡hay tantos tiranos y tiranuelos!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, elevas el corazón… ¡ya llega tu Señor amado!… ¡ya llega tu liberación!… tu sabe que debes amarlo como eres y dónde estás… ¡levanta la cabeza!, si amas no tienes que hacer nada más… no existen ya esas “servidumbres” que te endurecían y esclavizaban… nadie podrá separarte del Amor… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 21,20-28: “… levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación … ”)…