La voz que te invita a la gratuidad resuena en dimensiones cada vez “más elevadas”

… la voz que te invita a la gratuidad resuena en dimensiones cada vez “más elevadas”, pero “nunca más lejanas”… por el contrario, la invitación es siempre más íntima y más profunda, más honda, como no lo puedes sospechar… el camino de la gratuidad y de la gratitud no puede quedar encerrado en ninguna estructura, ni limitarse a contextos de miniaturas avaras… el camino es de «confianza» y “fecundo abandono” y no se pierde jamás… el problema es que quisieras, muchas veces, destacarte o hacerte valer en definiciones o estadios a fin de obtener distintos grados o relieves… pero esta «invitación» inaudita es de otra índole, desconocida para los que atesoran y mezquinan… amanece, la gratuidad se manifiesta… una senda, hasta ayer escondida, te abre el camino insospechado y te señala la dirección que «a casa» te lleva… los caminos se iluminan y te iluminan, y así percibes, más allá de formas y maneras, la incesante llamada e invitación de la gratuidad… se han dispersado obstáculos e impedimentos, todo está limpio y libre… nada te posterga, nada ni nadie puede mentirte… el «engaño» es historia pasada, muy vieja… no hay ya tacaños, ni hipócritas… sólo un perfume brota de la tierra y se derrama entre las flores y el canto de las aves… ¡gratuidad!… la “rosa sin porqué” se sabe invitada gratuitamente al banquete de la vida y no desprecia la invitación… ¿te sabes un invitado gratuitamente a la fiesta de la vida o piensas que debes pagar por la invitación?, ¿rechazas las permanentes invitaciones a la gratuidad?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 22,1-14)…