La pedagogía de la gratuidad es introducirte y afincarte, de algún modo, en el “secreto de la confianza”, en lo no «garantizable»

… la pedagogía de la gratuidad es introducirte y afincarte, de algún modo, en el “secreto de la confianza”, en lo no «garantizable»… en soportar, tal vez, la ausencia de los comprobantes… ¿soportar?… en realidad se trata de que adoptes la hondura del silencio, que es algo más que la falta de los ruidos molestos… es lo que exige el «peso del don”, ¡que debe ser asumido, en pobreza, con gozo y alegría!… la excesiva demanda de certificados habla de la pérdida de la confianza… cuando hay que garantizar demasiado es que no existe realmente garantía… cuando se reclama un signo es que no se quiere creer… amigo y amiga de la rosa, si quieres vivir en gratuidad no hay ya espacio para los «carteles»… pues es necesario andar con confianza en suave abandono sabiendo que eres amado, amada, gratuitamente… ¿necesita el amor acreditarse con algo más que él mismo?… “… he visto una fuente… contemplo el tenue hilo de agua pura que corre entre piedras pequeñas y salpica, con gracia, las verdes hojas… flores encendidas, más allá, entre el césped, sobre la tierra húmeda… perfume fresco del amanecer, tierra mojada, canto de luz, que se desliza, como fina mano, en las cuerdas de un arpa, tocando, delicadamente, los árboles del bosque…”… no, no necesitas ningún comprobante… solo ojos y corazón, nada más… la #rosasinporqué no reclama ningún signo para confiar en el amor que gratuitamente la hermosea… ¿eres capaz de confiar sin pedir comprobantes?, ¿es tu amor tal que no necesita de explicaciones o justificaciones?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 8,11-13)…