La excesiva información, el movimiento constante sin paz

… la excesiva información, el movimiento constante sin paz, te atan y te enlazan sujetándote en las «vueltas» y «revueltas» del camino… la pobre «fantasía» gime volando de un lado para el otro, porque hasta ella misma teje amenazas y diseña peligros… y terminas como un paralítico, impedido para ir y venir con libertad… sin embargo, el horizonte está despejado… en efecto, el horizonte no está fuera sino dentro, en tu interior… suponías que tantas cosas acaecían fuera, por allí, sin reparar que lo que acontece está aquí y depende de tu conciencia… ¿ignoras la «fuerza» de la «adhesión» del corazón?… tras los gemidos, detrás de esas murallas frágiles de papel, sigue sin pausa la melodía que trae el silencio y siembra la paz…. ¡espléndido amanecer!, ¡aurora sin par que sólo nace en la soledad!… entonces, dices, “¡me voy a la soledad!”… ¡y te olvidas que a la soledad no se va porque desde el principio estás en ella!… ésta es la realidad profunda que te cuesta descubrir, las distracciones son tantas y tan variadas que acabas seducido por lo que no es… algunos pretenden poseer «misiones», otros se ufanan de abarcar dominios varios o gozar de «poderes», buscan el barullo que está siempre fuera… pero es posible volver a casa: ¡levántate y camina!… la “rosa sin porque” goza de libertad interior, no vive paralizada, porque se mueve desde la gratuidad… ¿tienes amigos que rompen hasta los techos para acercarte a Jesús?, ¿gozas de libertad interior o eres un paralítico aunque camines?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,17-26)…