La confianza, sólo la confianza

… la confianza, sólo la confianza… es necesario recordarlo al corazón, sobre todo cuando el escepticismo hace estragos… una verdadera conversión es aquella que consiste en actualizar la certeza de la Providencia y su lugar central en tu vida y en la historia… ¿por qué andas inquieto coleccionando signos?, ¿por qué ese afán de pruebas?… no confías lo suficiente, por eso no te abandonas… debes entrar en el jardín interior de tu corazón, y no porque a tu alrededor sólo te topes con ilusiones o desilusiones… sino porque es propio de los agradecidos alcanzar esos horizontes que levantan al cielo, que dicen de Dios… no es cuestión de «entretenerte» en preámbulos o explicaciones… se trata de descubrir tu interioridad, y esto supone una conversión y una decisión radical… todo empeño en este intento parece lento y de modestos, muy modestos resultados… sin embargo, lo que se sigue a tu decisión es patrimonio del silencio, de la delicadeza y de la gracia de Dios, no es ruidoso… no hay manera de hacerlo ante los innumerables testigos que, quizá, te dieran no sé qué seguridades… cierra la puerta de tu habitación y sumérgete en la oración, ¡conviértete al silencio y a la confianza!… la #rosasinporqué no anda reclamando signos, la gratuidad la llena de confianza aunque el silencio sea la única palabra… ¿pides pruebas para todo?, ¿te das tiempo para el silencio y para crecer en la confianza?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 11, 29-32)…