¡Inténtalo!

¡Inténtalo!,
aunque no te salga del todo bien,
aunque algunos se burlen de ti,
aunque no siempre tengas ganas.
¡Inténtalo!

Eso sí,
se honesto con tus sueños,
se integro en el cumplimiento de los mismos,
y nunca perjudiques a los demás.
¡Inténtalo!

Se fiel en lo pequeño,
en el orden y empeño con que haces las cosas;
valora cada momento sin importante lo grandilocuente,
valora cada persona no por su apellido ni diplomas.
¡Inténtalo!

Un día una oveja se te extraviará,
y saldrás a buscarla hasta encontrarla;
un día una dracma perderás,
y barrerás hasta encontrarla.
¡Inténtalo!

Una oveja entre cien,
¡lo será todo para ti!;
una dracma entre diez,
¡lo será todo para ti!
¡Inténtalo!

¡Inténtalo!,
¡no te rindas!, ¡no bajes los brazos!
Si ahora estás triste y preocupado,
cuando encuentres lo perdido, ¡habrá alegría!
¡Inténtalo!

Un día serás padre,
un día serás madre.
Un día tus hijos te dejarán,
¡tú nunca a ellos!
¡Inténtalo y jamás los perderás!

¡Gracias, papá!, ¡gracias, mamá!,
¡gracias, mi Señor!, ¡gracias, Iglesia amada!
por enseñarme que aquel que es fiel en lo poco
lo será, también, en la mucho de la vida.
¡Lo sigo intentando!

(… la “rosa sin porqué” es fiel en las cosas sencillas de la vida gracias a la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Lucas 15,1-10…)