¿Hay palabras que se gastan de tanto usarlas?, ¿hay afirmaciones que, a fuerza de repetirlas, pierden su fuerza?

… ¿hay palabras que se gastan de tanto usarlas?, ¿hay afirmaciones que, a fuerza de repetirlas, pierden su fuerza?… ¿cuánto vale un “te quiero” dicho sin alma?, ¿de qué sirve pronunciar un nombre, si olvidas a la persona que hay detrás?… decir con los labios lo que la vida, el corazón y la inteligencia, no dice… pronunciar sin sonrojo palabras que habría que decir de rodillas, como compasión, justicia, pobres o amor… ¿de dónde vienen las palabras?, ¿cuál es el útero que las cobija hasta que dan a luz?… el silencio… el silencio no es, sin más, el espacio donde hay ausencia de ruido, no es un ámbito de vacío o de aislamiento… en el silencio es donde aprendes a escuchar de otra manera, el silencio es el mejor preámbulo de las palabras… un mundo de armonías te rodea, ¡callen las palabras hueras!… una vida hecha toda de sonidos y de ruidos es una vida vacía… la creación habla sin palabras, ¡y dice tanto!… la brisa mueve diáfana la hoja, el sol acaricia el llano y la montaña, la lluvia repiquetea sinfonías increíbles, los pájaros cantan sin partituras y las flores aplauden sin hacer bullicio… un mundo de silencios te rodea y te habla, es la música, solo música, callada música… siempre música, esto es Dios, la Gratuidad en persona … la #rosasinporqué pronuncia palabras de gratuidad y de gratitud porque está habitada por un silencio fecundo… ¿existen espacios de silencio “habitado” en tu vida?, ¿dejas que el silencio venga en tu ayuda o eres un compulsivo crónico de palabras sin sentido?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 6, 34-40)…