Hay muchos momentos en tu vida que necesitan ser vividos con “lentitud”

… hay muchos momentos en tu vida que necesitan ser vividos con “lentitud”, que es una dimensión de la paciencia que te permite valorar lo esencial invisible a los ojos… las prisas te devoran, el ritmo de lo cotidiano es frenético… hacer y más hacer, hacer sin decidir, decidir sin pensar, pensar sin orar… pierdes de vista lo esencial y te desorientas cuando no sabes frenar, pierdes el “arte de la vida”… recupera, pues, un poco ese “caminar lento” para saborear los pasos, los márgenes, los rincones de tu vida… a través del agradecimiento, del perdón, del saber esperar, de contemplar y habitar la vida, de la perseverancia, de la compasión, de la alegría, del deseo, vas haciendo una peregrinación hacia el interior de ti mismo, descubriendo la grandeza sencilla de la gratuidad… la gratuidad no se reduce a una forma de comodidad o a un consuelo emocional de “vivir de arriba”… la gratuidad, fundamentalmente, es una expresión profunda de tu ser siendo en bondad, en verdad, en belleza… constituye una expansión personalísima de ti mismo, es como un “estremecimiento”, ya que, de la misma manera el tallo se estremece con la brisa o la alteración de la luz, te recoges en el silencioso y sorprendente estremecimiento de la vida… la gratuidad se traduce tanto en quietud como en risa, tanto en silencio como en canto… ante la cizaña de la mezquindad, la esperanza sigue dando brotes invisibles de gratuidad… la #rosasinporqué es sabia y sabe esperar en medio de las dificultades, valorando la gratuidad invisible en los brotes de nuevos pimpollos… ¿te impacientas con las visibles cizañas y piensas que arrancarlas enseguida es lo mejor descuidando los brotes invisibles de la buena semilla?, ¿sabes esperar?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,24-30)…