… fue
aquel día al pie de la Cruz,
cuando tu Hijo te engendró
como Madre nuestra…
… fue
hace 392 años atrás,
cuando te quedaste en las Pampas
como Madre lujanera…
… es
ahora y siempre.
cuando miras y acaricias
como Madre gaucha…
… ¿qué belleza
tienen tus miradas
que enamoran,
cautivan y sanan?…
… ¿qué ternura
tienen tus caricias
que consuelan,
enternecen y acompañan?…
… tus manitos ojivadas,
siempre juntitas,
fecundas como la pampa,
milagrean nuestras pobrezas…
… tus ojitos achinados
siempre entreabiertos,
horizonte infinito de la pampa,
milagrean nuestras carencias…
… tu rostro morenito,
curtido, noble y áspero,
tan cercano a nuestros gauchos,
milagrean nuestras diferencias…
… ¿qué belleza de ternura,
y qué ternura de belleza,
tiene esta imagen irresistible
de barro cocido y descolorido?…
… tu belleza y tu ternura,
en tus miradas y en tus caricias,
son porque eres Mamá nuestra,
¡bien argentina y nada más!…
“…. y el discípulo
la recibió como suya…” (Juan 19,27b)
(… la “rosa sin porqué” no podía privarse de homenajear gratuitamente a la Lujanera… con el Evangelio del día del Virgen de Luján, San Juan 19,25-27…)