Feliz el fruto

… ¡feliz el fruto
que corona la floración,
que supuso el proceso,
paciente, silencioso y oculto,
de la germinación,
que fue posible
por la desintegración de la semilla,
aparente muerte que da vida!…

… ¡felices los que son normales,
y saben de limitaciones y carencias,
no desesperan porque se pone el sol,
ni cantan victoria porque amanece cada día!…

… ¡felices los que ponen
a los otros en primer lugar,
no usufructúan con sus necesidades,
ni los avergüenzan por darles una mano!…

… ¡felices los que no pretenden
los aplausos y los reconocimientos,
sino que disfrutan por compartir con otros
la aventura de la vida!…

… ¡felices los que no necesitan
de conservantes para prolongar la vida,
ni de estimulantes que reemplacen la alegría,
ni de condimentos para sazonar el día!…

… ¡felices los que hacen felices a los demás
por el simple hecho de saludarlos
y alegrarles la existencia
y animarlos a mirar las estrellas!…

“… ‘¡felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece
el Reino de los Cielos!’…” (Mateo 5,3)

(… la “rosa sin por qué” es feliz simplemente por vivir de la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Mateo 4,24 – 5,12…)