Facilitar el camino no debe ser sinónimo de rebajar la exigencia

… facilitar el camino no debe ser sinónimo de rebajar la exigencia, porque de esta forma se cristaliza la mediocridad y se engaña a propios y extraños… el “buenismo”, en cualquiera de sus variables, es una tentación para la gente de buena voluntad, consciente o inconscientemente… el que pone la norma queda como bueno, en cambio quien la hace cumplir va perdiendo herramientas para exigir… además se desmotiva a los que hacen las cosas bien, pues de alguna manera se infravalora su trabajo y no estimula el interés sano… tampoco ayuda a la propia persona beneficiada porque la hará partícipe de un show poco serio… dada la condición limitada del hombre, y su inclinación al menor esfuerzo, toda exigencia supone una superación personal asumiendo una responsabilidad (pondus = peso / carga)… quienes llegan lejos en la vida lo han hecho a base de sudor, horas de trabajo y, en ocasiones, algunas o muchas lágrimas… una propuesta educativa, un incentivo social o una invitación a vivir la fe, que huya de estas variables es un edificio construido sobre arena, porque la vida tiene una parte de sufrimiento que se debe aceptar… el sacrificio, el fracaso y la superación no son platos que gusten, pero ayudan a forjar personas responsables… la gratuidad no es posible si no existe una superación de la mezquindad en cada uno y en la sociedad… serás un agradecido de corazón por las exigencias que hayas superado, o serás un quejoso mediocre por las facilidades con que licenciaste tu caprichosa libertad… la #rosasinporqué todos los días supera el paso de la noche al día y, agradecida, no se queja ni lamenta por la responsabilidad de contagiar la gratuidad a quienes la reciben… ¿vives responsablemente o buscas zafar lo más que puedas?, ¿te lamentas por tener que ser responsable o disfrutas de tus obligaciones?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 17,26-37)…