… , condicionados para no perder el tiempo, siendo eficientes y eficaces en todo… ¡terminamos discapacitados para la esperanza y la confianza en los demás!… “ayúdanos, Señor, a trabajar la noche entera sin abatimiento… a estar siempre dispuestos a encontrar un nuevo tiempo… a mirar de frente el fracaso, que es tan solo un momento… a limpiar nuestras redes de todo desaliento… a no dejarnos enredar, con que todo fue un invento… a no cargarnos de expectativas, detrás de asegurados éxitos… a no dejar que la experiencia pasada, afloje del deseo sus tientos… a aprender a cuidar la barca del desgaste de los golpes y los vientos… a buscar las respuestas, yendo a fondo, mar adentro… a no temer encontrarnos con nuestro propio impedimento… a entender que encararlo es para nuestro mayor crecimiento… a darnos a nosotros mismos la oportunidad de un nuevo intento… a mantener firme el rumbo, hacia tu voz, más adentro… a escuchar siempre tu voz que nos manda, cuando no nos atrevemos… a aflojar nuestras manos de las redes del miedo… a dejarnos pescar, cuando tu amor es el anzuelo… a sacar con abundancia, para entender bien tu anhelo… a recuperar lo que la barca perdió en el zarandeo… a llamar a los otros para hacerlos, de tu gracia, compañeros”… la “rosa sin porqué” es una escuela de confianza, jamás desespera… ¿los fracasos te cierran o te abren a una esperanza inédita?, ¿eres capaz de volver a empezar confiando en la palabra de quienes te aman?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,1-11)…