… esperas vida y no hay mejor manera de esperarla que imitar el seno de una embarazada… porque la vida se espera dentro, no fuera… el afuera no puede esperar, porque en sus planes no hay lugar para la espera… en el seno de una madre se da lugar, y de modo privilegiado, a la espera… es más, se deja ocupar por otra presencia y toda ella se dispone en función de la espera que en ese lugar se gesta: allí dentro hay tiempo, hay calor, hay acogida y ternura, hay cuidado y alimento… afuera, en cambio, no hay lugar ni para la vida que se gesta, ni para aquella que llega a su término… en realidad, no hay lugar para ninguno que llegue queriendo alojar una esperanza… afuera nunca se alojó la esperanza, allí sólo se hospeda lo calculable, y se cierra la puerta a toda sorpresa que la espera pueda traer… por eso afuera se violentan los tiempos: todo debe darse ya, todo tiene que ser ya… amigo y amiga de la rosa, asómate dentro y verás una madre con su seno repleto de espera… asómate y verás que puedes imitarla abriéndote a la vida… asómate y verás fuera de tu propio cerrazón, qué poco espacio hace falta para hospedar la esperanza… mira, la vida está a la puerta, y es la tuya… un nuevo comienzo quiere ocurrir dentro de ti como otro nacimiento, si le abres un espacio… hazle sitio, y por más noche que parezca, la luz de un nuevo día, asomará por tu puerta… la #rosasinporqué se parece al seno de una madre: siempre abierto con esperanza a la gratuidad de la vida… ¿sabemos los varones (afuera) mirar la esperanza de las mujeres (adentro) y aprender de ellas?, ¿sigues esperando a Aquel que ya vino?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 7,19-23)…