… eres amigo de la tierra que pisas y del sendero que trazas… considérate feliz de tener el cielo por techo, del aire que se te brinda a cada instante, del suelo bendito que te sostiene… descubre la fuente de agua viva que brota en tu interior, es éste tu jardín, donde siempre campea la gratuidad… cualquier segundo es una puerta para entrar en tiempo, todo centímetro es una tierra que lleva tu huella, cada color y cada aroma te hacen sentir la vida jugando hacia el infinito… en cada mirada se asoma la intimidad de una amistad, todo golpe de azada cae sobre la tierra con certeza de cosecha, cada canto verdadero trae hasta tu corazón el rumor de la fiesta que ya empezó eterna al final del camino… en el horizonte ves lo que no distingues cerca de ti todos los días… allá lejos no sabes qué nuevas luces se suceden, para pintar un paisaje no descubierto… más cerca o más lejos, con alegría y dicha encendidas, ¡los caminos se te abren donde no sospechas!… ¡cuántas lágrimas, ayer, aguardando lo que no siempre llega, esperando sin espera, encendiendo una lucha sin fuego!… ¡sigue en pie, amigo, amiga, aunque parezca lejos!, no imaginas las sorpresas que te esperan… la #rosasinporqué permanece en la gratuidad, por eso es capaz de ser amiga y alegrar la vida… ¿qué clase de amigo eres?, ¿sabías que no se “tienen” amigos, porque el amigo no es algo que se posee, sino que se “es” amigo?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 15,9-17)…