… en mis fantasías dibujaba un Dios tan fuerte y poderoso que debía resolverlo todo… lo pintaba tan perfecto que embarrarse ni sufrir podría… hasta que, Padre, me mostraste a Tu Hijo… en Él te ex-pusiste, saliste de la eternidad a la intemperie de los tiempos y, en una herencia corrompida, divino y humano con nosotros, anidó tu Amor un vuelo de alas solidarias girando hacia la altura, elevando sin fin el horizonte… en Él te ex-pusiste, te encarnaste para decirte cerca, en la inaudita pretensión de ser todas las lenguas y colores en una carne mortal y reducida, de ser una parábola inagotable de acentos infinitos por los siglos… en Él te ex-pusiste, te arriesgaste en el abajo del barro, para ofrecernos la Vida en encuentros vulnerables, en la mejilla sin trampa, a veces besado como amigo y al final traicionado hasta la muerte y el escarnio… en tu Hijo Jesús te ex-pusiste, no te impusiste con fuegos de artificio, porque sólo en encuentros libres pueden engendrarse auroras para resurgir desde la noche más divinamente amanecidos… la #rosasinporqué se deja revelar el misterio de la gratuidad, ella no inventa ni manipula la realidad… ¿inventas a Dios con tus necesidades y fantasías?, ¿aceptas la revelación de un Mesías que sufre y muere?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,18-22)…