… el único lugar en el que el amor admite ser guardado sin corromperse es en la memoria… ella, es la única capaz de guardar el amor y actualizarlo en el momento oportuno con eterna novedad… el que guarda en su memoria el amor, hace lo que el amor le mueve a hacer, de esta manera permite que el amor se renueve en su interior, por eso puede amar libremente sin necesidad de reservarse nada para sí… el amor cuando es memorioso, celebra, es decir, actualiza un gozo: hace memoria… el “hacer” propio de la memoria es celebrar, usar simplemente de ella es recordar… el amor no pide ser recordado, sino celebrado… la “rosa sin porqué” no se marchita porque celebra la memoria de la gratuidad… ¿celebras tus amores como realidades vivas o sólo los conservas muertos en un álbum de fotos?, ¿vives de recuerdos o de celebraciones?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 15,9-17)…