¡El Silencio está contigo!

… “caminante peregrino”, la Presencia es la misma oración… disposición plena de medio segundo de duración: ¡es para siempre!… convierte, pues, el minuto en eternidad, sin reservas y sin cálculo… Él es… Él es Presencia… no te hallas en una fábrica con horarios, no tienes que marcar la entrada o la salida… todos los recodos y situaciones de tu vida presente están aquí para recordar e indicar tu camino… o para significar que, de todas maneras, no estás ahí o aquí…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, te hallas en un lugar «imposible»… en un no-lugar… que es hondura inaudita… donde ahora estás te señala «más-allá-de-donde-estás»… todo lugar te sirve de contraste, como el claroscuro o la sombra resalta la luz en un cuadro… precisamente donde estás te indica «otro lugar»… responde, entonces, simplemente: “aquí estoy y no estoy aquí”… todas las cosas te dicen: «yo no soy»… aún el canto más maravilloso, aún la plegaria más atenta… sólo “Yo-soy-el-que-soy”, es y está…

… nada tan sublime como el Silencio que no se proyecta ni se programa… al Silencio se lo encuentra aún en el fárrago, aún en la sorpresa… el Silencio está siempre más aquí… no, no has de fabricar Silencio, no sabe de preparaciones… está siempre, todo lo abarca, esplendor no aguardado en la tibia Aurora primera… ¡clamor, grito, llamada!… más allá de la frontera ya se elevan esas Llamas… “el Silencio está contigo”… “y el Silencio se hizo Palabra”…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te introduces en el Silencio para que la Palabra nazca… deja lugar a Su Presencia… escucha y contempla, canta y camina… ya no hay espacio para la triste soledad porque “no hay nada imposible para Dios”… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 1,26-38: “… alégrate, el Señor está contigo … ”)…