¡El lenguaje del saludo!

… “caminante peregrino”, al abandono confiado se añade la alegría del camino… porque todo el Bien está en y contigo… ¿parece esto demasiado ingenuo?… sin embargo la conciencia de una ausencia fecunda es siempre luminosa… ausencia fecunda: quiere decir que cuando juzgas que «te falta»… ¡en realidad se hace presente todo!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, la pobreza llama a la riqueza… como un abismo llama a otro abismo… es indudable que el desafío de este tiempo es la virtud teologal y heroica de la Esperanza… ¿qué sería de ti si no confiaras en Dios?… tal vez has olvidado que nunca estás solo… y que hay un arrojo que te permite pasar más allá…

… este ha de ser tu testimonio… muy difícil, desde luego, en un mundo que sufre y del cual participas en el misterio del dolor… pero esta conciencia de fecundidad ha de llenar de luz tus días… es la Gracia… ¡adelante, pues!… sí, a pesar de las falaces promesas… y de los apretujones de las jornadas que sigues…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, vas a tus hermanos… aprende de María el lenguaje del saludo… no te quedes afuera: ¡entra en sus casas y saluda!… deja que la vida en ellos salte de alegría… no se te ocurra llevarte a ti, lleva a tu Señor… deja de lado tus cosas, despréndete de la tristeza pegajosa… preocúpate del otro sin más… desayuna y matea con la Verdad en el “pan del día”… (Lucas 1,39-45: “… el saludo de María… ”)…