… el arte de vivir ha de provocar cada vez más admiración y sorpresa… seguro te ríes al recordar la frase del colegio: “los seres vivos, nacen, crecen, se reproducen y mueren”… sencillo, automático, pero no suficiente… vivir es el arte de saber acoger la vida, de encontrarla, de mejorarla, de compartirla, de ofrendarla, de elevarla, de disfrutarla… la trampa, si se puede llamar así, es lo mucho que se te ofrece… si no cribas y eliges, es imposible disfrutar con este ritmo frenético de tanta abundancia… para vivir necesitas “construirte”… las casas tienen cimientos, los árboles raíces y los hombre… ¿qué hay en ti que te sostenga?… el hombre nace, crece y se descubre… el árbol solo muda las hojas, no las raíces… puedes cambiar de casa, de auto, de abrigo… pero no puedes dejar atrás aquello que has decidido ser… eres adulto porque puedes decidir y hacerte cargo de tus decisiones y acciones , y eso te va definiendo… en la vida como en los juegos no se debería hacer trampas… no puedes cambiar las normas cada vez que te aburres o no te va bien… ganar o perder no es lo importante, lo que realmente importa es si has descubierto a qué quieres jugar y con quién… la fuerza del “para siempre” está en los grandes tesoros, los que has luchado por tener, los que cuidas y guardas en lo profundo, los que envejecen contigo y los que sueñas con dejar en herencia a los que amas… la #rosasinporqué tiene sus raíces en el humus de la entrega incondicional, edifica su belleza en el “para siempre” de la gratuidad… ¿sobré que edificas tu vida y la vida de quienes tanto amas?, ¿estás mudando permanentemente en tus elecciones de vida?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 7,21.24-27)…