… el amor verdadero se comparte, nunca es amor aislado sin comunión o amor plastificado son solidaridad… porque compartir es propio del amor… pero, ¿qué es lo que se comparte?… no son cosas, no son objetos, aunque los mismos ayuden como gestos… se comparte el corazón, sus vivencias y emociones, sus sueños y desilusiones, sus alegrías y tristezas… ¿cómo compartir en medio de los sobresaltos y las pruebas?… las pruebas son beneficiosas, y el compartir es consecuencia de un corazón que confía y que sabe que puede y, muchas veces, debe dar sin recibir… ni las circunstancias, ni las porfías, ni los disfraces de quienes empuñan cetros de oro, de hierro o de hojalata, quitarán la paz de quien sabe que también su misión es compartir… compartir lo que el corazón posee como tesoro, y permanecer libre de ataduras, presupuestos y balances… ¿las consecuencias?… las que sean… huye del «compromiso» barato, o de lo que te haga «quedar bien»… si has de ser fiel a la verdad y a tu conciencia actúa dignamente y con honor… la #rosasinporqué comparte la gratuidad, por eso siempre su beso y su abrazo son de paz… ¿sabes compartir tu vida con alegría y generosidad?, ¿dejas la paz cada vez que compartes tu corazón con los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1-12. 17-20)…