Donde hay vida allí hay un sueño, y allí está José

… “caminante peregrino”, si no te dejas visitar por los sueños de Dios… tu vida carecerá de sentido, tu vida se desinfla… tu sueño es único, irrepetible, irremplazable para ti… ¿se trata, acaso, de una especie de esfuerzo, de efectivo voluntarismo, para transformarte, tal vez según un método, en lo que no eres?… ¡no es eso!… porque ese «sueño», éste «sueño», ya vive en el corazón… participas en las ensoñaciones de Quien te ama, eres Su sueño…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ésta es tu condición verdadera… escondida y no manifiesta sino luego de esa aventura de vida y de gracia que es «ser soñado por Otro»… sí, claro, es una disponibilidad hacia una realidad escondida, reencuentro con el Origen de todo… cada uno es soñado… cada uno es único… te hallas, si quieres, en esa profundidad dichosa… vas con el secreto, tu secreto -descubierto o no- siempre inefable, caminando y soñando por el mundo…

… descubre ésta ensoñación maravillosa, tu vida florecida sin confines… por eso eres, en verdad, caminante y eres un soñador, el Espíritu está en ti… es hora que cultives esta vocación admirable, atendiendo a esta conversión y a esta realidad… no te conformes con lo que «se dice» o con lo que «se aprueba» o con lo que «se aplaude»… vuelve a tu sueño originario, vuelve a casa…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te visita el sueño de Aquel que te engendra y sostiene incesantemente… alguien vela y cuida tu sueño… es tu Padre y el buen José… donde hay vida, donde hay una mamá y un niño, donde hay familia, allí hay un sueño y allí está José… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 1,18-23: “… se le apareció en sueños…”)…