¿Dónde guardas tus tesoros?

17jun… ¿dónde guardas tus tesoros, aquellos por los que vives desviviéndote?… a mi muerte, guarden mi último aliento y denlo a quien venga sin fuerzas por el sendero… salven el calor de mi cuerpo antes que desaparezca, y enciendan la luz con que espero volver a verlos… hagan eco en sus corazones a mi último latido y sepan que con gusto danzaré con ellos… cierren mis ojos, que en el amor seguro que aún los veo… junten mis labios y prepárenlos para el beso de lo eterno… háblenme al oído, que el testarudo, sigue despierto; háganlo como a un niño pues de ellos es el cielo… denme un cajón de pobre, que aún así, será más que el que tuvo el Carpintero… abran la alforja donde junté el amor Paterno y repártanla entre los pobres, por lo mucho que me dieron… pongan en mi mano la cruz, por la que un día me fui lejos, que cual buen ladrón, conmigo me la llevo… y dejen en mi tumba una flor junto a mi nombre nuevo: “pródigo, en camino de regreso”… la “rosa sin porqué” tiene sus raíces en el cielo, por eso regala su hermosura en el suelo… de nuevo, ¿dónde guardas tus tesoros, aquellos por los que vives desviviéndote?, ¿dejas que tu corazón, dónde están tus amores, cuide de tus miradas y de tu manos o dejas que las miradas y las manos tuerzan al corazón?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,19-23)…