El desierto parece no saber de flores

… el desierto parece no saber de flores… el desierto evoca la aridez, al menos para algunos… pero el desierto, también, es límpido y abierto como el mar… y como no tiene determinaciones forzosas es capaz de tornarse fértil y abrir todas las flores… por eso ¡tantas cosas aparecen en el desierto!… son muchas las melodías que resuenan en tus oídos y todas ellas, como poesía, permanecen en tu interior… ¿las harás callar?, ¿puedes, así no más, silenciarlas?… ¿cuándo los desiertos no dejan abrirse a la gratuidad?… entrega lo que tienes, es decir conságralo ofreciéndolo… nunca destruyas, consagra todo a Dios y a los que amas… tienes en tu espíritu la virtud de la transparencia, de hacer todo transparente… atraviesa la flor, atraviesa el paisaje, ve más allá de ese templo y déjate levantar por sobre él… deja que el desierto se transforme y florezca… tú eres eso… en ti está el sentido que buscas por todos lados… ve por los bosques, por las montañas, y deja que la gratuidad te eleve, no temas… la #rosasinporqué brota nueva cada vez gracias a la gratuidad… ¿te dejas elevar por la magnanimidad o desciendes por la mezquindad?, ¿dejas que tus desiertos florezcan o los dejas tristemente yermos?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 8,21-30)…