Desde que te encontré y te seguí

… desde que te encontré y te seguí, Señor, has despejado las tinieblas de mi corazón, se han disipado las oscuridades que entristecían mis horas y enlutaban mis días… iluminado por dentro, con tu Palabra y con tu Pan, soy ahora totalmente nuevo, no para brillar, menos aún para encandilar… has Iluminado mis sombras para ser luz entre los míos, mis sonrisas para contagiar tu alegría, mis impotencias para no despreciar mi humanidad… ilumina, Luz de amor, mi andar, hoy quedándome en casa, para crecer en la entrega cotidiana… ilumina mis palabras para no tener miedo a los silencios, mis lágrimas para fecundar la aridez a mi alrededor, mis pecados para recibir tu perdón, mi oración para no ser sordo a tu Padre ni a mis hermanos, mi latir para no perder el ritmo de tu Reino… ilumina mis necesidades para animarme a vivir más allá de ellas, mi amor para que sea incondicional y hasta el extremo como el tuyo… ilumina mis sueños para soñar Contigo, mi música para cantar tu Presencia resucitada, mis heridas para sanarlas desde tus Llagas, mis distancias para construir nuevas cercanías… ilumina mi Eucaristía, hoy para tantos sólo espiritual… la #rosasinporqué es iluminada desde adentro por la gratuidad, por eso no brilla ni encandila… ¿qué cosas o quién ilumina tu vida?, ¿te preocupas por brillar o por estar iluminado?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 12,44-50)…