… cuanto más numerosas son las personas con que estás en contacto permanente, menos intensos y hondos son los encuentros… el aumento de conexiones reduce la riqueza del vínculo… y todo el tejido de relaciones gira en torno a este denominador común de forma muy rudimentaria… no existe ninguna relación seria, todo se estrecha en la dependencia de tener la sensación de que siempre tienes que estar cerca de alguien… chateas un número finito de ideas con expresiones copiadas… todo se reduce a un trato muy superficial, en la capa más epidérmica, relaciones “planas”, carentes de profundidad… así “conectado”, no llegas a conocer a nadie… quizás sabes sus nombres, o solo sus apodos… ves las fotos que ellos deciden compartir y llegas a ellos solo por sus “estados”… se selfea un instante y se cree que “esa selfie es la vida”… en la ausencia del pensamiento, todo es prefabricado… anemia de amigos, inflación del “me gusta”… anemia de familias, supermercados de citas… una soledad profunda y ensordecedora… pero, ¡estás para otras cosas!… la #rosasinporqué no multiplica sino que ahonda los vínculos, la gratuidad la conduce por el camino de la calidad y no de la cantidad… ¿cómo son tus vínculos con los demás?, ¿privilegias calidad o cantidad en tus amistades?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,19-21)…