… cuántas falacias en los paradigmas de autoridad… pujas de poder, forcejeos, empujones, toda clase de trampas y mentiras con tal de llegar a “ese lugar” desde el cual se podrá, así se dice, así se vende, así se presenta, “pensar en los demás”… ¡cuánto se enciende la «indignación» entre los de escasa experiencia!, si siempre así acontece… en estas Navidades contempla el poder de Dios en el Niño de Belén… serénate, ¿por qué no dejas que el agua corra?… el ruido proviene siempre de la monótona repetición de temas envejecidos… porque precisan sus autores hacerse oír para que otros sospechen que no carecen de poder o de fuerza… ¿qué es la fuerza?… sólo acaban sabiéndolo los que la padecen… sí, sólo padecer enseña, sólo perdiendo se gana… ¡cuánto tardarás todavía en darte cuenta de verdades tan evidentes y lúcidas!… han querido “gritar” por los aires para brindar una sonrisa llena de promesas, pero ya has visto desmoronarse ese mundo de mentiras crueles que sólo descubre su vanidad e inexistencia… mañana amanecerá, pero no como siempre, sino como mañana… ama y desea, desea y espera, no fuerces… la debilidad encierra el poder de la ternura, la fuerza del amor… la “rosa sin porqué” no recurre jamás a la fuerza ni a la violencia, su autoridad le viene de la gratuidad vivida… ¿cómo es tu autoridad ante los demás?, ¿ya armaste el Pesebre en tu casa y en tu corazón?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 21, 23-27)…