Cuando juzgas que «te falta»

… cuando juzgas que «te falta», en realidad se hace presente todo… la pobreza llama a la riqueza como un abismo llama a otro abismo… no temas no tener demasiado pan, porque el pan cotidiano prometido es suficiente si lo partes… el hambre del mundo no consiste en que no haya pan, sino que no se lo comparte… “párteme, Señor, cuando te partes, para que pueda tener parte Contigo… que nada de lo humano quede aparte pues tu misma carne lo comparte… pártame el frío que te parte, el hambre del que no tiene su parte, la pobreza del que queda un hecho aparte, la agonía del que sufre y pronto parte, la alegría que se tiene y se reparte… que acepte partirme en tantas partes cuantas partes compartas Tú, partido… que no intente taparte distraído y aprenda a darme entero en cada parte… que no busque para mí otro partido sino el gozo de que el pan se ha repartido… y llegado hasta tu Mesa saber que Tú me has dado ¡tener parte Contigo!…”… la “rosa in porqué” no ambiciona otra riqueza que la de compartir gratuitamente su belleza… ¿te esfuerzas por tener cada vez más o por ser un poco mejor?, ¿compartes tu pan y no por ser rico sino por pensar en el otro?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 16,23-30)…