… ¿cuál es tu carta de presentación?, ¿tu ADN?, ¿tu DNI?… tú no eres “eso”, pero te dicen, te explican… ¿eres magnánimo?, ¿eres mezquino?… tus pasos y gestos gozan de una asombrosa «originalidad»… lo que no aguardabas ayer, aparece hoy y, tal vez, de un modo diferente a cuanto hubieras podido sospechar… por eso tu “actitud de vida” es tan importante… no alcanzas a ver o a distinguir bien la profunda «estabilidad» de ese «fondo, que todo lo sostiene… hay personas que viven “desfondadas” porque todo lo miden desde la “cantidad” pasajera y caprichosa… abandona esa mirada, tan reiterada e indiscreta, hacia los costados, hacia los lados o hacia lo que hacen los otros… no sirve andar buscando “esos” apoyos y seguridades, aquí y allí, cuando son pura ausencia… te apegas a lo que no es y pides a las cosas lo que ellas, por ellas, no te pueden dar… no has de aguardar “aprobaciones”… los exámenes se dan una sola vez y no es cuestión de buscar con solicitud dar nuevos o de nuevo, a cada rato… el mezquino necesita balanzas para pesar y metros para medir, ¡calcula siempre lo que da!… el magnánimo ignora lo que es “mucho” o “poco”, simplemente lo da “todo”… la #rosasinporqué aprendió desde la gratuidad a darlo todo, sin más demás… ¿cuál es tu carta de presentación?, ¿contabilizas los gestos de tus manos y de tu corazón?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 12,38-44)…