Creo

Creo.
Creo que eres Padre misericordioso,
y nace en mí la confianza.

Creo.
Creo que eres Hijo encarnado,
y nace en mí el seguimiento.

Creo.
Creo que eres Espíritu consolador,
y nace en mí el testimonio.

Creo.
Confío.
Sigo.
Testimonio.

Creer en Ti
es creer en mí,
en quien Tú crees.

Esperar en Ti
es esperar en mí,
en quien Tú esperas.

Sufrirte a Ti
es sufrirme a mí,
en quien Tú sufres.

Amarte a Ti
es amarme a mí,
en quien Tú amas.

Señor,
¡dame creer!,
y líbrame de las supersticiones
que sólo buscan la seguridad y el confort
sin arriesgar nada.

(… la “rosa sin porqué” aprendió desde la gratuidad que creer es confiar y poner la vida en seguimiento sin temor a perderla… con el Evangelio de hoy, San Marcos 8,27-35…)