… crecer es ir “aumentando” desde adentro o desde afuera… “aumentar desde adentro” es desarrollarse y madurar, “aumentar desde afuera” es a lo largo y a lo ancho… es en el seno de la familia donde el cachorro humano “crece”, da sus primeros pasos y va “madurando”… el microclima del amor incondicional, de la confianza sincera, de la verdad sin fingimientos, del respeto sin adulación, de la gratuidad y de la gratitud, facilitan el desarrollo íntegro de toda la persona humana… a esta altura de tu vida, puedes preguntarte “¿qué más tengo que hacer?”… pues nada… nada más que abrir tu casa y morada a Aquél que vino, que ya está… una suerte de frenesí acapara a los incautos que creen crecer en la vida a fuerza de «hacer cosas»… y desesperan, porque enseguida comparan sus máscaras y figuras, sin salir más allá… ante tanta insatisfacción y vacío con «obras propias» es preciso que levantes los ojos al cielo y busques una altura nueva y fecunda, que sólo viene de Dios… descubre un horizonte más grande, un panorama renovador que sólo alcanzarás viviendo de la gratuidad… no hallarás excesivas compensaciones, de esas que quiere, a toda costa, el «ego» inquieto, pero recibirás una fecundidad no posesiva, no proyectada ni artificial, sino real y verdadera… y serás un testigo desbordado por el amor de Dios… la #rosasinporqué crece hermosa desde adentro hacia afuera por la gratuidad hasta madurar en gratitud… ¿has madurado en tu crecimiento?, ¿qué “haces” para alcanzar la plenitud de tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 2,22.36-40)…