… caminar sin destino, hablar sin palabras, actividad sin acción, atención desconcentrada, libertad con cadenas, vida muerta por anemia de amor y de un para qué… perdido en medio de todos, extraviado en los laberintos del individualismo… fatigado, abatido, como oveja sin pastor… ¡ten compasión de mí, Señor!… ¡cuándo seré sólo silencio en tu abismo de mar hondo como una esponja de poros infinitos¡… ¡ten compasión de mí, Señor!… ¡cuándo seré fiel quietud como la palma esperando en la llanura que el sol amanezca para ser iluminada!… ¡ten compasión de mí, Señor!… ¡cuándo seré pura atención como los ojos virginales de toda la infancia de la tierra acogiendo sin trampa ni sospecha!… ¡ten compasión de mí, Señor!… ¡cuando seré libertad ágil como la brisa en que tú pasas llevando la semilla y la caricia y el soplo discreto de la vida!… ¡ten compasión de mí, Señor!… ¡cuándo seré muerte plena como el fuego regalado en la noche con toda mi verdad resucitada en medio de un pueblo que celebra!… por tu pueblo, por mis hermanos, ¡ten compasión de mí, Señor!… la #rosasinporqué se deja pastorear por la gratuidad y así ayuda a muchos fatigados y abatidos… ¿está tu vida encaminada o estás desorientado perdido, extraviado?, ¿estás como fatigado, abatido?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 9,35 – 10,5ª.6-8)…