… bienaventurados los normales… lo normal no es conformarte con lo mediocre, lo normal es que quieras devolver lo que has recibido, y hacerlo con pasión… lo normal es que aspires a la felicidad que se te promete al darlo todo y lo normal es que eso empiece por tu vida cotidiana… bienaventurados, pues, los normales, porque ellos encontrarán el sentido de sus vidas… bienaventurados más que los que dan, los que se dan ellos mismos, con la sencillez libre de espectáculos… bienaventurado si abres tu bolsillo sin miedo, asomándote, sin anteojos oscuros, al corazón de la miseria, no para tranquilizar tu conciencia, sino para meterte en la piel arrugada por el hambre y la enfermedad… bienaventurado tu oficio o trabajo o profesión si sirve para sorprender con el cambio de notas musicales el corazón de los abatidos y tristes… bienaventurado si te tiras de cabeza en el mar de los olvidados, de los marginados, de los pobres… bienaventurados los que al dar lo más rico de sí mismos, se reconocen pobres, limitados, impotentes, necesitados del otro y de los otro en la ayuda… bienaventurados los que confían, los que esperan, los que sonríen y los que no se quejan… bienaventurado si puedes decirlo todo con el silencio, si puedes dar las gracias siempre… la #rosasinporqué se sabe inmensamente bienaventurada porque vive de la gratuidad sin vueltos ni vueltas… ¿en qué consiste la felicidad para ti?, ¿puedes ser feliz con las cosas sencillas y normales de la vida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,20-26)…