Belleza

Belleza,
por quien suspira mi alma,
tesoro aún no encontrado,
perla, todavía, no descubierta,
dime dónde habitas
que, lleno de alegría,
lo venderé todo
para que seas
mi única herencia.

¿Soñador,
enamorado,
poeta?

¿Puede correr agua
en el arroyo
sin que exista la fuente,
aunque no la vea?
¿Puede esa fragancia
invadirlo todo
sin que existan las flores,
aunque no las vea?

¿Soñador,
enamorado,
poeta?

Belleza,
siento tu respiración
¡tan cerca!
Cuando vuelvo mi rostro
para verte,
te alejas.

¿Soñador,
enamorado,
poeta?

Belleza,
navegas en mis sueños,
con música y brisa.
Cuando controlo las velas,
para llevarte a mi bahía
me dejas.

¿Soñador,
enamorado,
poeta?

Belleza,
me fascina tu fantasía,
con los colores del alba.
Cuando quiero apresar el rojo
y convertirlo en mi prenda,
vuelas.

¿Soñador,
enamorado,
poeta?

Belleza,
te asomas en el destello
de los ojos gratuitos y las manos abiertas.
Cuando intento engarzarte
en el collar de mis abrazos,
te ausentas.

¿Soñador,
enamorado,
poeta?

Belleza,
tesoro y perla,
tu llegar
es pasar siempre
y siempre quedarte
si mi hondura
no es puño sino palma dispuesta.

Sí,
soñador,
enamorado,
poeta.

(… la “rosa sin porque” busca la belleza y la encuentra en la gratuidad sin retenerla… con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,44-46…)