… ¿aún te preguntas por el sentido o por tu misión en este mundo?… esta cuestión viene y va, se renueva a pesar tuyo y no deja de tener una tonalidad angustiante cuando las respuestas no parecen conformar del todo… sueñas, sí, sueñas y deseas y ¡tantas veces! quisieras liberarte de tus sueños, de tus deseos, de esas tensiones que no te dejan en paz… pero sigues soñando y, lo que es peor: comienzas a comparar y a analizar… “¿será por aquí, será por allá?, ¿me equivoqué ayer, tropezaré mañana?”… amigo y amiga de la rosa, quien vive, desea… esto es así… no te asustes ni temas tu deseo… pero, ¡no lo empequeñezcas, no lo mezquines con ilusiones o imágenes de dudoso nivel!… no sueñes con convertirte en Julio César o Juan de los Palotes… la vida verdadera se desarrolla interiormente y lo que parece lejano en las distancias de este mundo es inmediato y cercano en la hondura del corazón… ¿quién puede entrever, quién se atreve a adivinar los «secretos» de un corazón?… porque es en la profundidad y soledad de esos valles, en los ríos caudalosos que descienden de esas montañas, donde se ganan los combates y las guerras, donde se libran las verdaderas batallas… la #rosasinporqué sueña y desea y no se conforma sino con siempre más y mejor… ¿rebajas tus sueños y deseos a sólo las cosas materiales?, ¿te cansaste de desear y de soñar?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 6,30-34)…