… aquella oveja perdida, ¿qué pudo?… nada, sólo esperar que el pastor saliera a buscarla y la encontrara… la moneda extraviada, ¿qué puedo?… nada, sólo esperar que su dueña no se cansara de buscar… el «hijo pródigo», ¿qué pudo hacer?… sólo volver a su casa y recibir el amor de su padre que lo esperaba… impotente, “no- puedes” nada, «no-puedes» cuando no hay «fuerzas», cuando “tu pasado te condena”, y cuando atenazan hechos y personas… es un misterio muy grande el «no-poder» que “eres”… pocos valoran la “impotencia”, muchos son los que «pasan» de largo mirando de reojo, espantados ante esta miseria humana… ¿acaso es «hermoso» saberse impotente o desgraciado?… no, pero lo cierto es que existe, pequeño, pequeño y, al mismo tiempo, grande, grande, este «no-poder», estos límites cuya calificación y medida resultará siempre vana… los harapos de tu vida no impiden la fiesta de Quien te ama… ¡no puedes imaginar la alegría que hay en el Cielo, no por tu pretendida bondad, sino porque te dejas encontrar, besar y abrazar!… la #rosasinporqué se deja abrazar y besar por la gratuidad y, así, alegra desbordantemente a todos los que la encuentran… ¿te dejas encontrar por el amor gratuito de Dios y de tus amados?, ¿eres pródigo en espacios de encuentro con los que se fueron o alejaron de tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 15,1-32)…