… amigo y amiga de la rosa, ¿es tu deseo ir más rápido?… ¿adónde?, ¿tan “rápido”?… supones que es cuestión de añadir, una cosa sobre otra, ganar más, hacer más, lograr más… ¿necesitas esas «manifestaciones», siempre exteriores a ti, que te den, que te proporcionen una certeza que tu corazón no alcanza y se fatiga por conquistar?… no te esfuerces por adquirir ahora la categoría que sea, ¡simplemente vive!… el secreto de la vida está allí: en arrojarse y ¡vivir!… vive sin más… ¿quieres orar?, pues, ora… te preguntarás cómo oras y te responderás que no lo sabes… si te hallas en el desierto, ¿qué importa definirlo o delimitarlo?, aprovecha en profundidad el desierto: ¡vívelo en tu corazón!… ¿cómo llegas al jardín interior?, estando en él: entra y ¡vive tu misterio!, que es el misterio que te hace ser, ¡la gratuidad! … ¿quieres ser poeta?, canta sin aguardar los ecos… porque si cantas pensando en ellos jamás abrirás la boca… ¿y si sufres?, ¿cómo se sufre?, pues deja que Dios te levante y participa ¡viviendo en «abandono»!… ¡vive hondo en tu interior!… es decir, simplemente, ¡vive!… así descubrirás la Presencia que es tu vida… «Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida»… «Yo soy la Resurrección y la Vida»… la #rosasinporqué vive, respira y palpita en la gratuidad por eso es tan hermosa… ¿en quién eres, en quién vives?, ¿en tu yo pequeño y encogido o en el siempre más grande y dilatado de quienes amas y por quienes te desvives?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 8,51-59)…