Amigo y amiga de la rosa, el ámbito de tu cuerpo es un misterio insondable

… amigo y amiga de la rosa, el ámbito de tu cuerpo es un misterio insondable… ama y acepta el perfume de esas flores, acepta el rincón admirable de tu jardín… ¿pensabas que Dios no te conocía?… ¡cuánto descuido!… ¿por qué temes si Él siempre está?… alegría del arroyuelo, serenidad en el agua que corre y corre… hay un susurro escondido… quizá la contemplación de ciertos espacios de vida puedan decirte aquello que las palabras no logran: el corazón contempla y descubre en esos rincones que aparecen por todas partes, que nunca faltan, y con los cuales siempre hallas una misteriosa y encendida comunión… te dirán: “esa rosa que ves es una danza de átomos y movimientos que no puedes imaginar”… es verdad, pero ¡hay más hondo, infinitamente más hondo que eso!… y es lo que no se ve ni se sueña y que el toque de la presencia que aparece ante tus ojos te revela en una imagen inefable… la belleza escondida habla por sí sola… por eso, en cualquier momento quédate donde estás… es una práctica, un ejercicio: ¡detente!… el silencio está ahí… detente… hay un claro en el bosque por el que vas… aquiétate aquí y reposa, descansa sobre la hierba, a la sombra de este árbol y déjate “tocar” por la brisa que sopla… nada más… la #rosasinproqué se deja tocar por la brisa que no la daña sino que la hace danzar en la gratuidad… ¿te dejas tocar por los gestos, las palabras y las actitudes de los que te aman?, ¿sabes tocar con delicadeza a los demás sin agraviar ni denigrar ni abusar?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 6,53-56)…