El que ama termina entregado

… el que ama termina “entregado”… a medida que crece su entrega, va creciendo la capacidad de darse a sí mismo en aquello que entrega… poco a poco, descubre que lo valioso no es “lo que da”, sino “él mismo al darse”… es él quien puede hacer que lo que da, aún siendo poco, lleve el tesoro incalculable de un amor personal… entonces descubre que allí está el gozo verdadero: en ponerse como tesoro en cada nadería… de este modo el que da, crece junto con su entrega hasta que llegue el día en que pueda el mismo entregarse totalmente como ofrenda… la “rosa sin porqué” al darse sin reservas goza plenamente aún cuando deshojada queda… ¿te das sin reservas ni peros a los tuyos y gozas en cada entrega por pequeña que sea?, ¿reclamas un vuelto a tu amor y dejas que se entristezca tu corazón con la mezquindad y la ingratitud?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 15,9-11)…