Si hay algo que no hace bien

… si hay algo que no hace bien, es volver a tocar las propias heridas: más que acelerar la cura aceleran el enfermar del cual suele salir agresividad… el que no deja sanar sus heridas, por lo general, hiere a los demás… pero lo que ocurre con las propias heridas, no ocurre con las ajenas… tocar sin toquetear las heridas del que encontramos en el camino nos sana de un andar indiferente, apurado e hipocondríaco… este triple andar nos pone a nosotros mismos como centro de atenciones y cuidados… “nada debe lastimarnos, y como todo puede lastimarnos, cuidémonos”: es la lógica de este modo de pensar… tocar las heridas del que encontramos en el camino, en cambio, lleva el centro adonde verdaderamente está: en el que está herido y no puede tocar las heridas de otro, a menos que éste se acerque a tocar las suyas… y es que cuando las heridas se tocan entre sí, unas con otras, por amor, sanan… no cuando se buscan a sí mismas, tampoco cuando se tocan unas con otras para victimarse juntas o ponerse espejos de autocompasión… sanan cuando una y otra se tocan por el amor que descentra… la “rosa sin porqué” cura las heridas del desamor por la gratuidad que ofrece… ¿cómo vives tus heridas, te las dejas tocar por Dios y por tus hermanos para que sanen?, ¿tocas sin toquetear las heridas de quienes tanto amas?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 9,18-26)…